martes, 17 de agosto de 2010

Ocaso


Hoy, a través de la ventana de mi oficina, vi un atardecer maravilloso. Las nubes se envolvieron en llamas justo ante mis ojos. En mis oídos escuchaba "El universo que no fue" del soundtrack de "La vida de los peces" y mi estómago se encogió por tanta belleza y perfección. Deseé estar sentada en unas rocas frente al mar, sintiendo la brisa marina besar mi rostro, las olas estallar en la arena y el sol hundirse en el horizonte. Qué hermoso debió verse este atardecer en la costa, justamente éste, donde el cielo está poblado de nubosidad que en su forma de pedir disculpas por cubrir el tono azul, se quemó a lo bonzo convirtiéndose en un espejo extendido del ocaso.

3 comentarios:

mig dijo...

yo creo que los mejores momentos son porque somos, sin vos en la oficina el atardecer no seria lo que fué
en fin, tal vez en la costa no sentias lo que sentiste

Espérame en Siberia dijo...

Pues yo creo que un atardecer así de bello se aprecia de igual manera en la costa, que en la ciudad o en el monte. Lo importante es sentir todo lo que ese momento nos regala :)

Un besazo.

AnDRóMeDa dijo...

mig,
Tal vez es cierto, tal vez no hubiera disfrutado ese atardecer tanto como lo disfruté a través de una ventana aquella tarde.
Un beso y gracias!


Holas,
Tienes toda la razón, pero no puedes negar q en esas instancias, sentada frente al ma todo se ve de manera diferente y hermosa :)
Un abrazo!