viernes, 11 de febrero de 2011

Una muestra de esperanza


Hoy el cielo nos avisó que la tierra sigue inquieta. Las nubes llegaron en tropel a esconder el sol y el mar se quejó. De seguro quería estar rebosante para la vista, de azul divino para sus turistas pero se tuvo que volverse gris para acompañar la armonía perfecta que es la naturaleza. Sin embargo es curioso. El sol es testarudo, buscó la manera eludir ese tejido cerrado contra él y lanzar rayos en cada recoveco que encontraba. Su luz rebotaba intermitente contra el océano y entre ellos jugaron un rato para mí. Ahora mismo escribo con el sonido del oleaje a mi alrededor, tratando de agradecerles de alguna manera su lenguaje intrínseco con el que quisieron decirme que todo estará bien y que dejará pronto de temblar.