viernes, 23 de abril de 2010

El Día del Libro


Las historias están allí y me ayudaron a esbozar monstruos sombríos en mis paredes gracias a las ramas afuera de mi ventana. Me tiento con caballeros hidalgos, batallas apoteósicas y ogros temibles bajo los puentes. Me embriago de líderes y convicciones férreas que movieron países y flamearon banderas. La palabra escrita puede hacer estallar un ideal. El que escribe miente diciendo la verdad. La ficción brinca de las páginas entrelazándose con una realidad mucho más rica, más atrayente. No soy más que una exploradora de atajos intransitables por donde sólo un escritor se atreve a caminar. La vida sucede, los personajes nacen, los personajes mueren… una novela teje lo que se quiere decir con lo que está dicho y se crea un nuevo lenguaje en cada una de sus páginas. Hoy la inspiración vibra de regocijo, hoy las historias pelean por protagonismo, hoy los dragones, los magos, las doncellas, los héroes están paseando entre nosotros, soplándonos la nuca, rozando nuestras manos. No quiero perder la fracción de inocencia que me queda, no quiero perder esa ensoñación típica de quien pretende escribir… quiero verlos jugando con mi cabello y sonreírles de buena gana, antes de que regresen como fantasmas a sus libros y den la fiesta por terminada.

miércoles, 14 de abril de 2010

Pasado vencedor


Está igual a como la recordaba. Tantos años de ser cómplices para luego ser sólo dos personas que alguna vez se conocieron. ¿Le sonrío? ¿Qué hago? ¿Qué le digo? No quiero alterarla. Los nudillos con los cuales golpeé su puerta me seguían palpitando después de llamar. Creo que la madera quemó mi piel pero temo cortar nuestra mirada para comprobarlo. Busco desesperadamente un par de palabras con las cuales comenzar y sólo se desata una batalla infame dentro de mí. Tanto por decir y mi garganta cerrada como tubería tapada. Qué mierda. Suspiro por algún recoveco que me queda libre, que me quema, y ella nota mi nerviosismo. Practico internamente un saludo idiota: Hola, ¿Qué tal? ¿Cómo has estado?... ¿Yo? Muriendo por ti… recibiendo las noches más amargas de mi vida sobre un colchón vacío… creyendo que el techo está cada vez más cerca y las paredes más estrechas… No, no haré más que asustarla si digo eso, ya está asustada con sólo tenerme frente a ella sin aviso, detenido en su umbral como un vagabundo. Noto que la luna se eleva por encima de los cables del tendido eléctrico y me ilumina el rostro. Debo estar hecho un esperpento porque la expresión en sus ojos cambió drásticamente y desvió la mirada. Me arrepentí de no haberme afeitado…


--


Desvié mi mirada por miedo a volar en pedazos como un edificio dinamitado. Esos ojos oscuros siempre me llevaban a sumergirme y perderme en ellos. Dos pozos de amor en los cuales me ahogué sin prudencia. Luego de tanto tiempo sin verlo, allí estaba, al otro lado de mi puerta y tal cual lo preservaba mi memoria, a excepción de la barba. Maldito sea. No sabía si esperar a que hablara o saludarlo casualmente: Hola, ¿Qué te trae por aquí? ¿Quieres pasar?... era una estupidez… entre los dos nada podía ser casual, ni siquiera un roce de nuestras manos: No tienes idea de lo que sufrí sin ti… no tienes idea del sofoco que me causa el recordarte… no, no puedo lanzarle todo eso a la cara. Me contengo con las sílabas colgando de mi boca. Miré la noche y la brisa perfumada por el humus se coló por mis cabellos. Me estremecí recordando tantos momentos con el hombre parado frente mí. El tiempo retrocedió su cinta de ocho milímetros devolviéndome los veinte años que tuve alguna vez a su lado. Éramos unos mocosos. A mi piel volvió la vida borrándose la marchitación que la había deteriorado. No supe si sonreírle o quedarme sin expresión por no revelarle mis arrugas…


--



- Cuánto tiempo ha pasado- comentó él.
- Mucho- asintió ella. Luego, silencio, extenso y latente como la misma naturaleza.
- ¿Quieres caminar conmigo?- ella vaciló por una fracción de segundo ante la propuesta. Un telón cayó sobre su conciencia: Matrimonio, hijos, casa. Fue un insoportable ruido de tarros vacíos contra el asfalto. Suspiró para volverse sorda por unos instantes. Respondió.
- Por supuesto…


Esa noche el pasado fue mucho más fuerte que el presente…

miércoles, 7 de abril de 2010

Fortaleza


De abrazos se sostiene el mundo y lo sabes. Al momento de encerrar estrechamente en uno de los tuyos entregas el alma y divides tu corazón en trozos para obsequiarlo. Pareciera que nada te hiere, nada te debilita, pero hasta el más delicado roce del viento en tu piel te derrumba como también lo hace la vida cuando es injusta. No es malo derrumbarse, no es malo hacerlo por una caricia, una bella palabra o un llanto desgarrado. Sólo hay que dejar que los muros se vengan abajo. No es fuerte el que nunca se ha caído a pedazos.

martes, 6 de abril de 2010

Convencimiento


Hay días como hoy en los que desearía que no fuera otoño. Odio el viento que se cuela entre las ramas y las hace bailar. Odio el cielo platinado que repele el calor del sol y a las aves que planean sobre los tejados con desenfado. Odio ese matriz dorado que lo barniza todo, esas hadas ocultas que riegan escarcha sobre la hierba y el camino de hojas secas que se estira frente a mi ventana en un trayecto infinito. Me convenzo de odiarlos afanosamente para hacer creer a mi corazón de escritora que hoy no hay nada por qué escribir… en media hora hay reunión en mi oficina... no puedo perderme en el paisaje.