lunes, 27 de diciembre de 2010

En un vaso de agua


Los amigos crecen, maduran, se casan, se embarazan, cambian, te desconocen, los desconoces, toman otros rumbos, pierden el primero… los años no pasan en vano y la nostalgia es una mierda que te recuerda los buenos momentos como si fueras un anciano, los tiempos donde todo era mucho más sencillo. Cómo extraño las veces que mi vieja me decía que no tenía más preocupaciones que estudiar. Tenía toda la razón. En ese entonces me ahogaba en un vaso de agua y ahora, para esos problemas, veo las soluciones tan claras y casi colgadas en el techo y me río de la ironía. Uno termina siendo espectador del pasado, pidiendo a gritos esa simpleza de vuelta, esas risas banales, esa visión de la vida tan impresionable en que todo es nuevo, todo es excitante y sólo se quiere experimentar, apostar alto para ganar harto y rápido. Se echan de menos las tonterías importantes, se echan de menos esas promesas que salían de la boca sin medir consecuencias. Esas promesas deberían cobrarse y con creces, pero no entendíamos entonces el significado de compromiso. Los diluimos en el mismo vaso de agua junto con los problemas adolescentes, sin saber que esos lazos son indisolubles y terminan dejando siempre a uno escribiendo un texto como éste.

2 comentarios:

Asergad dijo...

Pareciera que es inevitable que los hechos de la vida tengan esa dirección. me siento tan representada con lo que escribiste Mandis.

Tan excelente escritora que te has hecho :D

Anónimo dijo...

Con el correr de los anhos te he seguido y he visto como has crecido en todos los ambitos, y puedo decir que te has vuelto una gran escritora y no tienes nada que envidiarle a Donha Isabel... Te mando un gran Beso desde los frios cerros del desierto de atacama.