lunes, 1 de marzo de 2010

Terremoto




Como un rugido proveniente del subsuelo la tierra nos advirtió que estaba cansada. No pudimos siquiera reprocharle su enfado porque merecíamos una reprimenda como aquella tarde o temprano. El cielo se iluminó con destellos del alumbrado público que colapsaban en ese tira y encoge de pesadilla, y no pude más que cerrar mis ojos esperando que la muerte llegara en cualquier momento. Corrí, corrí sabiendo que no tenía un destino claro. La tierra se sacudía de los pies humanos que ya no tolera sobre ella y no pude culparla, sólo hemos sido una plaga que come y luego se va.

Me siento frente al televisor. Imágenes apocalípticas se proyectan hacia mí golpeando como latigazos. Niños llorando, ancianos demacrados y toda la esperanza de una patria arrojada al lodo. Desde el estropicio veo el desaliento, el futuro truncado como una novela con páginas arrancadas. El terremoto que desmoronó las esperanzas, sigue removiendo la tierra amenazando con regresar, con rugir otra vez para terminar de matar lo que hoy está agonizando.

De pronto, mientras alzo mi vista hastiada hacia el cielo grisáceo, los buitres pasan volando sobre mi cabeza dibujando círculos. Los observo con asco viendo impotentemente cómo consumen sin permiso desde el desastre. Roen, pican y despedazan sin piedad. Quiero coger una escopeta y corretearlos a balazo limpio. Sin embargo no puedo hacer nada, son demasiados. Si me descuido, pueden comer de mí y arrancar mi carne desde mis huesos. Malditos sean esos malintencionados que se reúnen en bandadas para atacar al despistado, al honesto o al derrotado.

Un terremoto no sólo mueve placas oceánicas o continentales, mueve placas del alma y nos desnuda por entero. Ahora, todos los chilenos temblamos pero son nuestras manos, nuestras piernas, nuestra voz al hablar. El miedo nos agarró por el cuello y nos asfixia con su aliento asqueroso. Las replicas llegan como gotas finales de un copioso temporal, latidos de un agónico enfermo cardiaco. Quiero huir, quiero despertar, quiero gritar a ver si puedo asemejar el rugido escuchado la madrugada del sábado. El futuro se ve malditamente lejos, la tranquilidad se echó a volar con las aves fugitivas, mi sonrisa la barrió el tsumani del sur y mi rabia aumenta cada vez que veo a un huevón robando un LCD o un refrigerador.

9 comentarios:

Dann____ dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Dann____ dijo...

Amor, más nos queda que seguir ESTANDO, botando capas que no sirven y sanando las olvi-dadas...¡Sigue que te sigo!¿recuerdas?
PD_me auto-corregí!

marucita dijo...

Andro...¿qué decir ante tanto dolor? Algo que no suene estúpido, imposible. Te mando todas las fuerzas y el apoyo desde el país vecino, deseando que estés bien, y toda tu familia también. Un beso enorme. Texto desgarrador, me llegó mucho.

Anónimo dijo...

Ánimo Andro, sabes que van a salir adelante. Fortaleza Andro, Fe y esperanza.
Ánimo, como Neruda dijo alguna vez:

"...Chile, fértil provincia y señalada,
en la región antártica famosa,
de remotas naciones respetada
por fuerte, principal y poderosa;
la gente que produce es tan granada,
tan soberbia, gallarda y belicosa,
que no ha sido por rey jamás regida,
ni a extranjero dominio sometida."

Anónimo dijo...

Perdona me he equivocado, es de Alonso de Ercilla O.o lo siento. :P

AnDRóMeDa dijo...

Dany,
Como siempre presente. Gracias por ESTAR ;)
Te amo mucho!

Maru,
Gracias por tus palabras de aliento en estos dificiles momentos. Gracias por leer esto que fue un escape a tanta mierda que estaba sintiendo. Un besote enorme para ti!!

Gaby,
Hermosa cita, no te preocupes si es de Pablo o no, está hermosa y gracias por plasmarla aquí. Tu apoyo ha sido una inyección de ánimo para este corazón atosigado de malas noticias.
Un abrazo!

Diego Jurado dijo...

Mis mejore deseos en estos tiempos, tn así. Un abrazo sentido, y mi apoyo más profundo desde este mundo, tan lejano y tan cercano.
Un beso enorme para ti y tu país.

AnDRóMeDa dijo...

Gracias por el apoyo, mi niño
Te mando un abrazo enorme a distancia! ;)

Drama Queen dijo...

Amy!

Te quiero tanto. Y sabes que estoy contigo pase lo que pase. Recien ahora me paso a leerte... Y ya extrañaba deleitarme con la perfección de tus escritos. Las horas fueron largas desde que me enteré del temblor y que no nos dabas señales de vida. Y la alegría fue indescriptible al saber de ti. Gracias por compartir ese talento que tienes con todos nosotros. Y que logras transmitirnos todo lo que sientes. Y fuerzas a toda la gente hermosa de Chile!

Un beso.