viernes, 29 de agosto de 2008

Condensación


Qué divertido y desconcertante es la guerra de hombros entre una persona y otra al pasar. Estaba a punto de llover a cántaros en esa ciudad atosigada cuando me senté en la parada del autobús observando a la gente sin saber muy bien la razón. Recuerdo que miré hacia el cielo notando su metálico color y oscuras nubes que lo contrastaban como si hubiese sido adrede.

Pedí en voz baja que la lluvia no se hiciese esperar sintiendo cómo el viento claudicaba y la expectación iba en gradual aumento. Las gotas gordas no cayeron sino hasta minutos después, minutos que aproveché para encender un cigarrillo y eliminar intencionalmente el aire puro de mis pulmones. El aguacero dio inicio con una fanfarria clásica y vi que la gente corría confundida, preguntándose si acelerando el paso evitaba mojarse menos. Me reí ante esa interrogante que aún escucho sin respuesta.

Me encantan los días de otoño. Me encanta cómo los liquidámbares se encienden en un fuego que perdura en sus hojas por tres meses, sin ceder en color ni hermosura. Me encanta que el sol se vaya a dormir más temprano. Luego de días de trabajo despiadado sobre nuestras cabezas, por fin nos ha dado una tregua temporal mientras reúne fuerzas allá en el hemisferio norte. Me encanta la cordillera en su vestido otoñal, ese manto que parece merengue de naranja en el ocaso y se ilumina soberbia con los últimos rayos de luz sobre ella.

Todo en esta ciudad parece estar de fiesta en abril. Las hojas cayendo parecen confeti y la línea del follaje camina arrastrado por el viento como carros alegóricos. Me nutro de esos detalles fumando sonriente mi cigarrillo de nicotina suave y sigo deleitándome, esperando ese transporte nefasto que vuelve locos a los citadinos. De pronto, me di cuenta que había dejado de observar a la gente. Preferí mil veces mirar los árboles, las calles húmedas, los perros callejeros, incluso a las palomas grises y violetas que cabeceaban en cada paso.

Me dije a mí misma que no valía la pena fijarme en las personas. Las miradas cálidas estaban en hibernación, la amabilidad se había marchado con el verano, el hastío y el mal humor imperaban cuando de ser tolerantes se trataba la vida interactiva, ésa era la clave. Me entristeció no hacerlos partícipes de esta fiesta otoñal pero francamente me aguaban el momento más que la lluvia tibia que caía.

Ya nadie tenía tiempo para una sonrisa, para una palabra amena, para un “buenas tardes, pase usted” que tanto hacía falta en esta época peyorativa. La elocuencia brotaba como petróleo cuando de discutir derechos se trataba, pero para reservarle a otro el derecho de atención era sencillamente un parto. Comprendí que no quería invitar a esos ocupados de malagana al bello momento de brisas y humus que estaba disfrutando.

Un autobús se detuvo frente a mí impidiéndome seguir paseando mi vista. Fastidiada por el obstáculo, llevé mis ojos hacia las ventanillas ocupadas en su mayoría por pasajeros serios, dándome cuenta que miraban pero no miraban a la vez… Qué cosa más extraña, ¿no?... Suspiré a todo lo que daba mi pecho y resoplé con pesadumbre. Sin embargo, en un breve instante, vi una mano que me saludaba a través de una de ellas. Mi estómago brincó y miré hacia esa ventanilla empañada. No podía creer que alguien en verdad se diera el tiempo de saludar sólo por saludar. Mis labios se curvaron para descubrir una ancha sonrisa y respondí alzando una de mis manos… pero, un momento… ¿quién lo diría?... sólo se trataba de la molesta condensación del vidrio, esas gotas microscópicas de agua que aquella persona limpiaba con largos ademanes. Reí ante mi estupidez y con resignación vi al autobús marcharse.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

¬.¬ solo dire te kiero andro. sigue asi.. y golpea a tu log q borro mi anterior comentario..


>_< si seras !! si seras! el rey d la wea log XD solo te tengo pasiencia xq es de propiedad de andro ¬¬ muere! si me borras otro comentario

** te pedi disculpas sii, xq bueno esto lo leere mas tarde mientras tanto te sigo apoyando andro... ya sabes q tu cresimiento como escritora es muy importante no solo para ti, sino para el q te lee, expresa siempre expresa lo q sinetes y piensas con esa caracteristica particular q tienes.. pero escribe.. jujj mientras tanto.. interesante titulo condensación, lo leo y te incho mas tarde eh ¬¬

ATTE
** majo la pesada XD

Anónimo dijo...

yo tambien comentare aqui:

Tambien son importantes las gotas de lluvia, el vuelo de las aves, la caida de las hojas, y el color del dia.

Ahi tambien esta tu fuente de inspiracion.