lunes, 5 de enero de 2009

Navidades y Años Nuevos


¿Qué podía la joven decirle al año que acaba de pasar?
¿Gracias por irte al fin?, ¿Gracias por ser un año de descubrimientos nefastos y enseñanzas mediocres?... aunque ella no quería ser tan déspota con ese conjunto de doce meses, no podía evitar el tornarse peyorativa. El año 2008 no sólo le dio a entender que la amistad o el amor eran frágiles como una copa de cristal, sino que también la vida era simplemente injusta, por esto mismo, al vislumbrar alguna justa acción se sorprendía tanto al punto de no creerla y cuestionarla, ¿Eso era sano o correcto?

A ella le hubiese encantado volver a los trece años, donde creía fervientemente en cualquier cosa y podía caminar embarrándose los zapatos sin importarle nada en lo absoluto. Estaba a inicios de una adolescencia anhelada recibiendo las navidades y años nuevos con los brazos abiertos porque no había nada qué temer. Quería volver a ser esa niña que se maravillaba con todo lo bueno de su entorno, pues ahora sólo se deshacía identificando lo terrible primero para no ser tomada por asalto.

- ¿Qué valoras del viejo 2008?- le preguntó una de sus amigas en esas tardes de cerveza y cigarrillos.
- El hecho de quitarme la venda de los ojos.
- ¿Y qué opinas?
- Que prefiero el 2007.

Los colores que adornaban su alrededor sencillamente se estaban extinguiendo, la primera vez que lo notó fue al sentir un calor anormal en el centro de la ciudad de Santiago… algo estaba haciendo falta y de inmediato el soplo de las respuestas obvias la hizo cabecear: la persecución del Desarrollo había reemplazado la flora por antenas de celular y anchas calles de asfalto para que circularan más Chevrolets y Suzukis de último modelo. “Dios nos libre de un árbol frondoso que convierte lo urbano en rural”, exclamó ella irónicamente, viajando hasta su hogar por una avenida escampada y ardiente.

El 2008 fue especialista en subrayar a aquellos que no conocían la palabra “Fe” ni “Humildad”. Agudizando su visión de crítica sólo como ejercicio, la muchacha observó la navidad recién pasada al igual que un arqueólogo en recovecos faraónicos. Navidad: una celebración culinaria, escéptica, regalada y muchas veces olvidada… “¿Qué es lo que provoca esta fiesta en las personas?”, se preguntó, “¿Nostalgia, impotencia, ira, indiferencia?” Hay quienes se burlan del motivo, unos se desloman comprándolo todo en las oferta y otros sienten la necesidad de ayudar al desvalido. Mientras que desaliñados Santas Claus caminaban por las calles regalando dulces roñosos o riendo en su conocido “Jo-Jo-Jo”, todos pasaban de largo ante ese gracioso pesebre que albergaba unas figuras miserables de personas y animales, todos extrañamente tristes.

“¿Dónde está el fantasma de la navidad pasada, el de la navidad presente y el de la navidad futura?”, volvió a preguntarse la joven. Esa vez, buscó entre las miradas traviesas de sus amigos consiguiendo sólo imprecisiones. Le hacía falta de manera urgente una respuesta concreta. Ella imaginaba a esos fantasmas como algo real, los idealizaba y les delegaba la responsabilidad de traer contestaciones a sus infinitas interrogantes. El de la navidad pasada de seguro la transportaría hasta su infancia, donde su madre se encerraba en la cocina a preparar carnes, cocer papas y condimentar ensaladas tarareando “Feliz Navidad” de Feliciano; la chica, como niña curiosa, hurgaba por los rincones buscando al escurridizo Santa Claus. Misteriosamente, siempre aparecía cuando su padre no andaba cerca, como Clark Kent y Superman. Aquel fantasma le recordaría la inocencia con la cual se vivía la navidad entonces, esa ingenuidad pura de infante con la cual decoraba el árbol con adornos de cristal y se vestía con la ropa nueva para salir a jugar. Recordó esas festividades, las tarjetas navideñas, los fuegos artificiales que con su padre encendía fuera de casa y- desde la boquilla de una botella- se elevaban hasta el cielo gracias a la mecha que les daba la vida. De seguro también vería de nuevo a ese vecino de buena voluntad que se disfrazaba en el barrio como parte de una conspiración de la gente adulta. Ese atuendo rojo no era más que un señuelo para los niños, una vil distracción que seguían, entusiasmados. En su famosa camioneta- que en nada se parecía al típico trineo- el Papa Noel deambulaba cerca de medianoche, bocinando y clamando a voz en cuello mientras que los padres repartían los regalos bajo el árbol de pino natural. Ahora que la joven lo pensaba, debió sospechar antes de aquella farsa. Era obvia la similitud de don Sergio, el vecino, con el subestimado Santa Claus. Su voz familiar y barba mal pegada lo volvían sospechoso.

Entre sonrisas que curvaban sus labios, la muchacha se volvió a preguntar: ¿Qué la haría ver el fantasma de la navidad presente? ¿Qué cosas valdría la pena rescatar? Y con sólo pensarlo, se estremeció ante el temor de la posible decepción. Obviamente ya había descifrado que el anciano de la ropa roja nunca existió en verdad; una lástima porque se veía un buen samaritano, desinteresado y amable con los niños. Ahora, dejando todo eso a un lado, entraba en juego un tema mucho más complejo: el pesebre gracioso con las figuras tristes que había mencionado… ¿Por qué se veían tristes? ¿No es un nacimiento motivo de felicidad? ¿Cómo reemplazar o empatar a Santa Claus con un niño, una estrella y tres tipos con turbantes? El niño podría curar a un ciego, pero eso no valía nada ante el saco lleno de regalos que el anciano cargaba en su trineo. El fantasma le haría ver que la navidad presente no es más que una celebración ambigua de gente que festeja, gente que obsequia, gente que consume, gente que bebe, gente duda, gente que reprocha, gente que reza… una mezcla de actividades paralelas que sólo lograba confundir hasta al más resuelto.

- Esa ha sido la mejor novela ficticia de todos los tiempos- oyó decir un día.
- ¿Cuál?
- La Biblia- le respondieron sin más. Ella encogió sus hombros.
- ¿La has leído?- preguntó. El aludido dudó tratando de mostrarse displicente.
- No, ¿por qué?
- Cuando lo hagas, sabrás entonces si es la mejor… e incluso si es ficticia o no.

Eso hacen los críticos, leen luego categorizan. Es cosa de ver el ranking de Best-Sellers para ver radiantemente a Harry Potter y Crepúsculo de la mano en primeros lugares. La joven dudaba mucho que llegaran hasta allí sólo por la linda portada ¿o sí?... Se detuvo, y rió por su propia divagación obligándose a volver en tema.

- ¿Qué es lo que más temes?- la sorprendieron con algo tan simple.
- Ser visitada por el fantasma de la navidad futura… me sobrecoge la idea de una navidad en los años venideros, sin Dios, sin ley, sin humildades, sin benevolencias, sin inocencias, con un viejo que construya X-Box de madera. Temo al calor en aumento en las ciudades y a la disminución del aire, al verde opacado por el gris en todas sus degradaciones, a la rabia que gobierna a la gente al punto de poder saquear el trineo de Santa Claus y cometer vandalismo en el pesebre… ése del niño recién nacido, de la estrella luminosa y de los tipos con turbantes. Por esto y más… sólo deseo que vuelva el fantasma de la navidad pasada- concluyó suspirando trabajosamente…

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Oh! Que triste, pero real. Ironicamente rei y tambien se me salieron las lagrimas, porque todo lo que escribistes es muy real. Aun asi, yo necesito pensar que las cosas pueden cambiar, que aunque muchas personas estan ahi, mas concentrados en las cosas banales, todavia quedan pocos que piensan como tu. Sabes, en mi pais los niños no saben lo que es la navidad, ni conocen a Santa Claus, esa epoca del año, es como otra cualquiera, ni siquiera saben que noche buena se celebra por el nacimiento del niño Jesus y eso este 1 de Enero hizo 50 años que esta pasando en mi isla. Todo esto es muy triste, pero no quiero perder la esperanza, porque ella, ya sea del color que sea, me ayuda a levantarme cada dia en la mañana.
Asi que soñemos, aunque sea con los ojos abiertos!
Quisiera poder poner tu escrito en letras grandes y en todos los idiomas, para ver si crea reacciones, las reacciones que mucha falta nos hacen.
Leerte, es un gran placer!
DAS.

Ondina dijo...

Lloro, Amanda
Te llamo así porque traspasas los personasjes y llegas al fondo de mi persona.
Adoro tu escritura, sobre todo cuando se pone tan exquisita como en esta ocasión.
Un placer.

Ondina dijo...

Personajes quise decir ¬¬


:P