lunes, 8 de junio de 2009

Del cielo a la tierra


¿Qué se puede hacer cuando la luz intrínseca de unos ojos conocidos se pierde entre sombras inciertas? ¿Es necesario hablar o sólo obviar como de costumbre? Recuerdo muy bien que alguien me dijo que la amistad, el amor y todas las emociones importantes de esta vida, son fuertes como robles. Sin embargo, leyendo a mi autora favorita ella señaló algo muy sabio sobre esta comparación y que bien arrancaba la tormenta al fornido roble y no al junco porque éste se doblaba… ¿Debemos esperar que el afecto flaquee o se doble para saberlo fuerte? ¿Hay que cambiar del cielo a la tierra al punto de poner en duda un sentimiento por ambición de un futuro diferente?


Las veces que he bebido un café viendo el movimiento de la ciudad me he sobrecogido. Veo la misma sombra incierta cubriendo la mirada de los demás y les temo, las evito. Hoy no ha sido la excepción y me estremezco. El líquido contenido en mi taza humeante me queda estancado en el centro de la garganta mientras busco explicaciones, preguntándome una y otra vez qué fue lo que hice mal para perderme en el miedo, para proteger exageradamente el castillo de naipes que me tomó tanto trabajo construir. Al final, luego de terminar mi café, me doy cuenta que no importa lo que haga… el viento siempre bota las cartas. Pago la cuenta y salgo por la avenida principal de Alameda. Nadie nota que voy llorando.

3 comentarios:

Ondina dijo...

Espero que sirva de algo saber que yo no me he ido. No sé qué haya pasado, pero yo sigo a tu lado, invisible.

Anónimo dijo...

A pesar de todo lo que pueda ocurrir, siempre estaré a tu lado de una u otra forma.

amigo anónimo... ok?

AnDRoMeDa dijo...

Mud,
Mi niña, gracias por estar tan presente en mi vida al extremo de burlarte de esa línea que nos separa justo a la mitad del planeta. Sé q sigues conmigo ;)

Amigo,
Ha pasado mucho tiempo, hemos estado juntos de distintas formas. No dudo que podré contar contigo siempre. Gracias por tu apoyo.