jueves, 25 de junio de 2009

Por siempre, Principito


Me aterra la idea de un elefante engullido por una serpiente boa. Esa fue mi respuesta ante su dibujo y el Principito ante mí sonrió con cierto aire protector y agradecido. Sentí que por segundos yo era la niña entre los dos. Me gustó. Los adultos ya no se impresionan con nada. Son capaces de desinflar lo extraordinario para volverlo sólo ordinario. No falta el que arremete con su insípido “Es un sombrero” y echa abajo todo ese universo construido.


Y yo, con ademanes ofensivos alejé al zorro que con desinterés se acercó a mí agitando su cola. Creí que quería algo a cambio, quizás alimento que no tengo o techo que no comparto por miedo. Fue la primera vez que el Principito me miró bajo un ceño compungido y decepcionado. Él acarició al zorro y lo llamó “amigo”, me avergoncé de no haberlo hecho y guardé silencio un largo rato. Le pregunté qué era lo que quería el zorro entonces, y éste me respondió que nada más que mi compañía.


Sentí la mano de ese niño con cabello dorado tirando de la mía. Deseaba enseñarme su hogar donde cuidaba de una rosa todos los días. Nunca imaginé el valor de aquella flor para alguien tan pequeño. Me sentí estúpida al saber que cuidaba más de un billete- horrible y sin gracia- que de una belleza natural como esa: roja, esbelta y perfumada. Tenía tanto qué enseñarme y él nada qué aprender de mi insulsa posición de nueva adulta. Tengo que visitar más seguido su bello mundo, pensé, y alejarme lo que más pueda del materialista que es el nuestro.
Algún día cuidaré de una rosa.

3 comentarios:

Ondina dijo...

Por siempre El Principito...

Anónimo dijo...

Ese libro dió inicio a la locura xD
Brillante, Andro

AnDRo dijo...

Mud,
Ya sabes lo mucho que significa ese libro. Me alegra leerte por aquí. Gracias ;)

Gaby,
Tienes toda la razón. Gracias por formar parte de la locura :D
Un beso!