Poco a poco la lluvia comenzó a engrosar hasta volverse escarcha. Las gotas ya no caían con fervor sino que flotaban delicadamente hasta aterrizar en el suelo cual verdaderas plumas de un agosto compasivo. Nunca había visto nevar, nunca había visto al inverno vestirse diferente frente a mis ojos. Salí de la oficina casi corriendo sintiéndome una niña. Con el rostro hacia el cielo el escozor del hielo me picó la piel y sonreí. Muchos de los adultos que estaban allí también viajaron en el tiempo retrocediendo años, recordando tal vez lo que era alegrarse por cosas sencillas y gratuitas. Algunos se atrevieron a mojar sus chaquetas de cuero y pantalones Dockers, otras ignoraron sus peinados y tacones altos. Es la lluvia, es el charco, es la nieve lo que nos hace revivir la infancia con su leche con chocolate caliente. Hoy tengo ocho años nuevamente.
jueves, 18 de agosto de 2011
Nieva sobre la ciudad
lunes, 15 de agosto de 2011
Melancolía de una escritora
Se vio a través de sus ojos y no le gustó. Vio que una luz gris cubría su semblante volviéndola desconocida, cínica, alguien en quien nadie puede confiar. Se estremeció al llorar, tuvo que cerrar sus propios ojos para dejar de mirarse. Arrancó varias hojas de su cuaderno donde escribía y escribía mierdas sin sentido, textos ficticios que sólo denotaban más su patético pensamiento de hacer todo bien cuando en realidad la cagaba aún más. Era una escritora perdida, extraviada entre los chispazos de su inspiración nefasta. Las páginas en blanco de pronto se llenaron de rayas y garabatos entorpeciendo así lo que alguna vez llamó espejo del alma. Le bastó conocerse más bajo la perspectiva de los demás para darse cuenta que no se conocía en lo absoluto. Prefirió obligarse a seguir escribiendo, encadenarse a su escritorio como Andrómeda a una roca, ofrecida a un monstruo famélico que podría ser más real y respetada que ella.
lunes, 8 de agosto de 2011
Fronteras
A veces siento las fronteras tan ínfimas, tan cercanas y franqueables que me imagino gigante. Creo en los puentes edificados con palabras, los siento seguros y transito por ellos sin mucha duda. Luego, los puentes parecen disolverse en el viento, como hechos con Dientes de León, a veces de forma gradual, otras tan de repente que me sorprenden a mitad de camino y termino flotando preguntándome cómo regreso o cómo avanzo. Y entonces, aquellas fronteras posibles se vuelven nuevamente en lo que más odio... divisiones que te alejan de mí levantando otro Muro de Berlín.
viernes, 5 de agosto de 2011
Lies
lunes, 1 de agosto de 2011
El universo que no fue
El universo que no fue es una idea que nos vuelve pequeños, tan ínfimos como granos de arena flotando en el océano. No existe mayor inyección de adrenalina que aquella que surge de miradas enfáticas, de instancias poderosas como las de un reencuentro o una propuesta. Te ofrezco empezar de nuevo, dice él… ¿Serás capaz?, pregunta ella, y todo parece un torbellino de paralizantes miedos. El inquietante salto de fe nos hace tan humanos como la desobediencia, la mentira o la pena. Somos como niños temerosos de caer, de romper un plato, de recibir un regaño. Cuando se ama no hay un claro comienzo, es el sueño despierto que nos emociona la vida y nos impulsa a vivirla porque somos aventureros, aunque muchas veces cobardes.