-Hace mucho tiempo fui una sedienta de la
vida. Estuve famélica del mundo hasta darle mordiscos en cada una de sus
rotaciones. Tenía claro cada punto cardinal, sabía que el sol aparecía por el
este y hacia el oeste terminaba su jornada. Yo amaba, amaba hasta provocar
derrumbes con mis latidos, hasta sentir que incluso el viento podía tocar mi
corazón y se estremecía. ¿Has conocido alguna vez a una actriz que jamás
abandona un papel? ¿No? No soy más que un envase vacío que lleno con fortalezas prestadas
y emociones corrientes para crear una sonrisa perfecta pero contenida. Soy
enteramente una puta Mona Lisa que sonríe por sonreír. Tengo un desacuerdo de
color violeta en mi pómulo… irónico, es mi color favorito pero jamás creí
llevarlo en el rostro. ¿Dónde dejé mi amor propio? ¿Fue abusado por esa
sumisión de mujer adulta que me carcome la piel y me vuelve enferma? ¿Es el temor
el nuevo sinónimo de buen amante?
Siento mil manos viniendo a mi cara despejando las caricias con golpes, como si
llovieran palabrotas en una tormenta que me azota donde duele, que me azota justamente
donde mi escudo no me cubre... – la joven se calló de repente al perder el
aliento y rompió en llanto entre sus manos. Su atropellado monólogo la dejó sin
aire en sus pulmones. Una extraña la escuchaba con atención, la abrazó de forma
estrecha mirando el reflejo de ambas en el amplio espejo del baño público. Un
escenario tan ideal como incongruente. Trató de consolarla sin conocerla, sabiendo
que su plato sobre la mesa se enfriaría. Le importó un carajo, la cuenta del
restaurante no la pagaría ella. Le secó sus lágrimas con los pulgares, la besó
en la frente como acto milenario de respeto y bendición, y con ello logró
hacerla sonreír. – No le cuentes a nadie, ¿de acuerdo?
-¿Que no le cuente a nadie qué?- contestó.
3 comentarios:
Impresionante..
Cada que leo un nuevo relato tuyo, no deja de herirme la forma en que construyes ciertas frases. Son fulminantes. Las palabras que utilizas no podrían ser otras y eso... Eso me causa escalofríos.
Tienes un enorme talento.
Saludos y un fuerte abrazo...
si tu no naciste para escribir...no sé a que vine yo al mundo...ya que mi destino es leerte.
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