jueves, 12 de agosto de 2010
A lo Hollywood
- ¿Cómo estás?
- Extrañándote- le dije.
- ¿Quieres que nos veamos?
- Dime dónde y cuándo.
Acordamos en menos de dos segundos y colgué el teléfono, temblando. Desde ese momento, las horas pasaron tan lentas como bruma sobre la hierba volviéndome loca de las ansias. Miré por la ventana y la lluvia comenzó a caer. No me importó. Un relámpago rayó el cielo y un trueno tosió a lo lejos. Siguió sin importarme. Para mí era un día de ensueño, perfecto y novelesco. Ignoré mi paraguas, salí de casa y corrí por las calles sin sortear ningún charco.
Al llegar al punto de encuentro él no estaba. Lo esperé. Volví a temblar. Sentí el frío por primera vez mascando mi cuerpo. La banqueta estaba vacía, sin vida ni gracia. Sólo mirarla me molestaba, incluso me insultaba. Amargamente recordé que había dejado los cigarrillos sobre la mesa y me crucé de brazos, sin nada más que hacer que seguir esperando. Cuando el reloj me dijo que ya no llegaría le eché la culpa al clima. El clima hijo de puta me había robado mi momento. Sin embargo, me habría gustado un beso bajo la lluvia, al puro estilo Audrey Hepburn y George Peppard en Breakfast at Tiffany's… pero recordé que el cine es una cosa... la vida real otra.
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4 comentarios:
Pasa en el cine.. pasa en TNT y pasa en la vida real tambien!
XD
(disculpa la poca seriedad)
Descuida, Pato, hay veces en que tanta perfección en pantalla no se refleja en la vida diaria. Hay q despertar de ese ensueño de Hollywood!
Un besote!
Ui, cuesta despertar de ese ensueño con esta película... preciosa.
Me ha encantado tu blog (:
Gracias, Sandra!
Bienvenida a esta calle de los desvaríos.
Un beso!
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