Esa tarde
atrapaba mariposas con mi red en el jardín de la casa. Mi hermano mayor reía cuando
fallaba y yo porfiaba porque no me gustaba perder frente a él. Mi padre se
asomó por la ventana con una sonrisa que nunca le había visto antes.
-¡A
ver si atrapas a tu hermano y lo devuelves a oruga!- me dijo bajo un tono duro
y burlesco. No supe si reír o quedarme callado. El rostro de mi hermano de inmediato se
volvió triste y serio.
En la
noche, acostado en mi cama de Buzz Lightyear, mi hermano me leyó un cuento
sobre seres submarinos que asombraban con su belleza y bondad. Al terminar, me
besó en la frente como pocas veces lo hacía fuera de mi cumpleaños y salió de
la habitación. Me quedé pensando en esos seres hermosos imaginando sirenas y
tritones en lo profundo del océano. Al rato me levanté descalzo y salí a
buscarlo para hacerle unas preguntas que me quedaron dando vueltas en la
cabeza. No estaba en su cuarto y fui al baño. Abrí la puerta y ahí estaba, en
la bañera. Mi padre llegó y gritó como un loco. No supe el escándalo por
bañarse en agua colorada.
3 comentarios:
Como las mariposas, hay seres de vida efímera que se apagan tras su esplendor. Delicioso relato, Andrómeda, y muy triste.
Un beso
JM
Muchas gracias, JuanMa.
Triste pero real, muchas estrellas se transforman en fugaces por verse incomprendidos y sin apoyo alguno.
Para ellos este escrito.
Gracias por leerme.
Un beso.
Como dice la cancion, "Everybody hurts, sometimes", a veces sin intencion, a veces por querer ayudar o corregir. De verdad cuesta mas validar a las personas asi como asi que decirles en que estan mal... y eso es lo triste.
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