Ahora entiendo por qué a mi humano le gusta venir aquí y caminar por la orilla cuando todo oscurece. Se siente rico en mis patas y una extraña sensación me invade
el cuerpo. Sigo queriendo jugar pero algo me dice que no todo es un juego. Debe ser difícil para mi humano sentirlo todo el tiempo. Me
llama a lo lejos y quisiera acompañarlo, pero por primera vez deseo estar solo
un rato.
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2 comentarios:
Muy interesante la perspectiva del perro, un punto de vista de un ser con más voluntad de lo que suele ser normal.
Un saludo
JM
Jejeje, gracias, JuanMa.
A veces es bueno tratar de dar perspectivas diferentes para crear conciencia.
Un besote.
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