Hoy pude haber dejado el paraguas en casa pero
salí con él para cubrirme de la lluvia. Estaba enfadada, enfadada con las nubes
grises, enfadada con las hojas empapadas bajo mis pies, enfadada con los
charcos que esquivaba con dolor y, testaruda, subí al autobús sin querer mirar
hacia arriba.
Había pasado tanto desde la última lluvia sobre esta ciudad que
al sentirla de nuevo, mi pensamiento fue: ¿Por
qué mierda tardaste tanto? ¿Por qué me tenías atrapada a merced de ese maldito verano?
No quise fijarme en las gotas, no quise aspirar a todo pulmón el exquisito
perfume de la tierra mojada ni imaginarme escenarios idílicos de amantes en
otoño para luego escribirlos. No. No quise inspirarme. Hoy no quise creerme
poeta, novelista ni cantante.
A BEBER MÁS QUE LOS PECES EN EL RÍO
Hace 1 semana
No hay comentarios:
Publicar un comentario